Poco a
poco, el franquismo que envolvía al estado español en los años 60 fue
cambiando. No solo comenzaron a surgir organizaciones en la clandestinidad,
sino que también comenzaron a aparecer focos con un carácter tímidamente
liberal.
Surge entonces la “gauche divine” (en francés izquierda
divina), un movimiento llevado a cabo por intelectuales y artistas de izquierda
(aquellos que consideraban el progresismo como una prioridad y que luchaban por
la igualdad social por medio de los derechos civiles) que se extendió durante
los años sesenta y principios de los setenta por la ciudad de Barcelona.
La mayoría de los miembros que formaban parte de este
movimiento provenían de la alta burguesía catalana, tales como Jaime Gil de
Biedma, o compañeros suyos como fueron el poeta José Agustín Goytisolo o la
modelo Isabel Gil Moreno de Mora, considerada
como una de las musas del grupo.
La “gauche divine” junto con la colaboración de Laye
(revista cultural fundada en 1951 en Barcelona que apoyó a los jóvenes autores
durante el franquismo y que desapareció en 1954), consiguió reunir a los
compañeros generacionales de Gil de Biedma en lo poético dentro de la llamada
Escuela de Barcelona, que originalmente surgió como grupo cinematográfico pero
que terminó por considerarse un grupo poético gracias a la obra de Josep Maria Castellet
y Carme Riera.
Estas personas se opusieron al régimen y se interesaron por
la cultura que se desarrollaba fuera de nuestras fronteras.
Fue así como el poeta Gil de Biedma, un hombre que había cultivado
durante su vida cierta elegancia y buen tono, comenzó a preocuparse por las
obras de autores foráneos, sobretodo franceses (como Baudelaire) e ingleses
(como T. S. Eliot, W. H.
Auden, William Empson o Matthew Arnold). Esto da
lugar, en su obra posterior, a una importante influencia de corrientes
extranjeras.
Por otra parte, fiel seguidor de la literatura castellana,
fue imposible para el poeta no dejarse influenciar por la obra de Cernuda, la
cual posee, según Biedma, la capacidad de enseñar.
Influido también por sus amores y amistades, la obra de Gil
de Biedma está llena de alusiones a muchas personas que lo rodeaban.
Fueron muy importantes para Jaime todas aquellas a las que
conoció en la etapa universitaria y que lo apoyaron en su camino hacia la literatura,
al igual que lo fueron los nuevos autores con los que se topó en la época de la
Escuela de Barcelona, como Alberto Oliart, Carlos Barral, José Agustín
Goytisolo, Joan Reventós, Antonio de Senillosa o Josep María Castellet.
Son también fundamentales para el poeta sus relaciones
sentimentales, como las que mantuvo con Isabel Gil, con un ayudante de
fotografía gitano o con Josep Madern (su última pareja), que aparecerían
reflejadas en algunos de sus poemas.
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